sábado, 31 de diciembre de 2011

Dosmilonce




Coño, 2011, te vas casi sin decirme nada. Te vas sutilmente, eso me gusta. Dosmilonce, te reclamo que me desamparaste muchas veces. Me lanzaste a la mismísima mierda. Me cacheteaste y me dijiste que me levantara, que no fuera tan pendeja, que no fuera tan muchacha bruta. Dejá de llorar, me dijiste, dejá de llorar que eso es pa' los débiles y lo pusiste todo en orden de nuevo. Me enviaste lejos, no tan lejos, pero lo suficientemente lejos para no sentirme en casa. Me lanzaste a la cueva del lobo y me dijiste aprendé, que aquí está lo bueno, y tenías razón. En ese maldito valle está lo bueno, pero no todo lo bueno. En mi pueblo dejo el lago que siempre me llama -somos hijos del lago, los de este gentilicio-, dejo lo importante para cazar otras cosas importantes. Dosmilonce, te llevaste gente. Te llevaste a gente que me importaba, a gente por quien daba la vida. De nuevo, me dijiste que no me preocupara, siempre hay gente nueva y buena y me los pusiste. Esa gente nueva me ha dado sonrisas enormes. Me abriste los ojos a los que siempre estuvieron allí, fieles, y yo los miré y ahora no puedo vivir sin ellos, a pesar de la distancia. Dosmilonce, fuiste arrecho. Fuiste arrecho en todo lo semánticamente posible. Beberé por vos, pensaré en vos y cerraré los ojos.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Resoluciones cumplibles para el 2012



Se supone que en este año que entra se va a acabar el mundo. Se supone que estarás en una celebración, viendo como el reloj marca los últimos minutos del año, bañado en champán o en cerveza -alguna bebida espirituosa, no importa el nivel-, quizás acompañado por tu familia, quizás por amigos, quizás por completos extraños o por tu perro o tu gato, quién sabe. Estarás melancólico por el amor que perdiste el año que muere, la gente que se fue -en Venezuela es tan común esta última-, algún cercano que falleció o que simbólicamente falleció.  Luego de esa celebración cargada de saudade, harás una lista de resoluciones de año nuevo que cumplirás la primera semana y luego dejarás en el olvido, ya que eso de ser mejor persona al ser humano promedio le dura exactamente eso: Una semana, a veces menos. 
En vez de hacer resoluciones incumplibles (No, cariño, no vas a bajar esos 30 Kgs, no te dará el dinero para irte a Buenos Aires como todo el mundo, no vas a ganarte el Kino ni correr un maratón), sugiero unas resoluciones paralelas para aquellos que no creen en las resoluciones de año nuevo:
-Caminar. Sé que el paranóimetro está en sus niveles más altos y prefieres ir a la panadería que te queda a media cuadra en carro, pero no hay nada más desestresante que caminar. Mover las piernas a la acción básica para la que fueron creadas. No tienes que tener una rutina, no tiene que ser en un prado verde. Sólo camina. Muchas de las grandes ideas de este mundo fueron concebidas en una caminata dominical (bueno, al menos, las que no fueron concebidas en el baño).
-Haz algo que nunca harías generalmente, al menos una vez: No necesariamente lanzarte en parapente, tatuarte o teñirte el pelo de morado. Si siempre vas al mismo sitio a tomarte una cerveza, cambia de lugar. Prueba comida picante. Vete un día al mercado chino. Tómate un café en el centro (y hablo de todos los centros de todas las ciudades de este país, tan dejados en el olvido). Explora tu ciudad. Las sorpresas pueden ser bastante agradables.
-No te tomes todo tan en serio. La política, la religión, la música, los libros, la filosofía, los carros, el fútbol. No te tomes nada tan en serio. Te librarás de dolores de cabeza.
-No te preocupes si no tienes un camino claro. Muchos que leerán esto estarán en sus 20s, 30s, o 40s y no saben qué hacer con sus vidas. El año nuevo no te dará respuestas mágicas, pero quizás te acercará a lo que quieres hacer. 
-Viaja, al menos una vez. Puede ser a Higuerote, Caimare Chico o a Suiza. Salir de la ciudad que habitas te hará bien. Todos los cambios de aire hacen bien.

Y por último,
-Ama. Si tu corazón se rompió, volverás a amar. Si tu corazón está bien, ama a quienes tengas alrededor. Ama a tus amigos, ama a tu familia, ama a tus mascotas. Amar es bueno para la salud y evita que te salgan canas.


Las sencilleces son más cumplibles. Si tienes metas, qué bueno. Si no las tienes, qué bueno. Vivan y el 2012 será amable en su gran parte. No te crees peos existenciales, déjaselos a la gente rica.


C'est tout.





jueves, 15 de diciembre de 2011

Yo creo.






       Creo en cosas imposibles y en el olor a las olas. Creo que cada amor que se encuentra tiene una altitud enorme y una inevitable caída hacia la nada. Creo en la música y en la pintura. Alguna vez creí en las montañas, pero después del derrumbe, nada. Creo en un cerro. Creo que toma más de cien años en borrar a algún pasajero del bote. Creo que los dinosaurios viven entre nosotros y que hacen rock and roll. Creo en las pecas en la espalda. Creo en el abrazo incómodo y reconfortante de los sistemas de transporte públicos –odiosa medida con dulce desenlace a veces-. Creo en la visibilidad de las estrellas y que no se puede vivir en un sitio en donde no se vean. Creo en que vos hacéis cosas imposibles y no te has dado cuenta. Creo en los silencios necesarios cada mañana, en el ritual samuráico de la vestimenta antes de laborar. Creo en que todo caos es una manera minúscula de alcanzar la iluminación –Caracas, ilumíname como Buda-. Creo que las oficinas son lugares donde la imaginación vuela aún más lejos de lo que la gente cree, pero se encapsula como robots de maquinaria. No creo en las sonrisas, creo en luz de los ojos. Creo en los arcanos. Creo en que El Mago vendrá a buscar algún día a la Reina de Copas. Creo que todos ustedes son producto de mi imaginación y por eso se llevan tan mal. Creo en los rincones oscuros de esta ciudad hambrienta, allí se hacen los bebés del sol. Creo en la fuente que cambia de colores con el ritmo de la música cuando voy a la terraza de mi cubo. Creo en los colores, desgraciadamente. Creo que los gatos vuelven siempre a morir en su origen, como los elefantes –quizás tienen mejor memoria que los cuadrúpedos grises y gigantes-. Creo que el aburrimiento es sólo un síntoma de la multiplicidad de interacciones que todos hacemos al mismo tiempo y ahora. Creo en los amigos como los terapeutas más eficaces. Creo en los molinos y en los espirales. Creo en que al final, no hay que creer en nada.

martes, 6 de diciembre de 2011

Miss Pechonalidad



"Qué arrecho sería verse así". No saben lo que uno sufre siendo así
(no tan ridículamente hermosa como Christina Hendricks, sólo teniendo los senos grandes).




Por ahí anda rondando un video que hizo la revista colombiana SoHo, llamado "10 Mujeres muestran sus tetas naturales" (Si quieren verlo, está aquí http://www.soho.com.co/mujeres/multimedia/10-mujeres-muestran-tetas-naturales/23071). Obviamente, es una campaña para aceptar la belleza natural de unos senos sin operación, eso está muy bien. Pero nadie, absolutamente nadie, se ha puesto en el lugar de un tercer grupo:  Ni son operadas ni tienen los senos pequeños, son las terceras: Las que tienen senos grandes por naturaleza, vulgarmente conocidas como "Tetonas". -"Oye, ¡Pero eso debe ser finísimo, yo pagué 10 palos por éstas *Se estruja las lolas*!" dirán las operadas. -"Qué asco, yo jamás quisiera tenerlas así de grandes, parecen de vaca" dicen las siempre auto-victimizadas mujeres de senos pequeños. Yo soy del grupo del medio. Somos víctimas del bullying, especialmente, de todas esas muchachas que dicen ser bullied por no tener senos. 

"Ay, pero le debe gustar a los hombres", también dirán. Es mentira, los hombres las prefieren del grupo Silicón o del grupo Limón. 

Comprar ropa es difícil. Muchas veces hay que comprar una talla más, pareciendo más pesadas de lo que realmente somos o, si compramos una talla chica, estamos condenadas a parecer pornstars aunque no hagamos nada. Comprar ropa interior en un país donde el promedio es la talla 34-B es toda una odisea, podría decir que casi similar a sacarse una carpeta CADIVI. Antes de La Senza, todos mis sostenes eran importados, porque simplemente no conseguía. No sólo eso, sino que para poder tener ropa interior, hay que bajarse de la mula con casi 400 BsF sólo por un sostén. A veces digo que mis lolas son sifrinas, porque ni de vaina puedo ponerme un bra de El Palacio del Blumer. Ni les cuento del martirio que es comprar trajes de baño.

Para hacer deportes es una tortura. Cuando practicaba Kung Fu (ejercicio fuerte) tenía que ponerme 2 (léase dos) pares de sostenes deportivos para que no me molestara el trote o los saltos. Claro, tampoco contemos los dolores de espalda, ya que tu espalda anda conteniendo kilos de peso todo el día. 
¿Andar sin sostenes? Inconcebible. Sólo para dormir y si acaso. No puedo usar blusas strapless. No las puedo tapar con una sola mano. 

¿Debería operarme? Sí. ¿Lo haré pronto? No lo sé. Lo que sé es que mientras tanto tengo que aceptar que existen, están allí y que no puedo hacer nada por el momento para cambiarlo. Pero sí les digo algo: A mí sí me saca la piedra los dos extremos de la balanza, porque yo, en el medio, allí sin ser ni una cosa ni la otra, ando en silencio como muchas otras, buscando la época de rebajas en La Senza y tratando de olvidarse de la cruz redonda que se carga a cuesta.


Así que cállense con su orgullo de senos planos o de exhibicionismo porno de senos operados. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Jirafa


Entre un sonido y otro
viene una jirafa
cae solita
ligera
en una nube.
La arropo,
en ella está el principio del mundo
y el final de mis ojos.

lunes, 22 de agosto de 2011

All you need is love

  


 Las concepciones del matrimonio, como todos sabemos, han cambiado con los años. En la época de nuestros padres o abuelos, lo más natural era casarse prácticamente al dejar las franelas de bachillerato firmadas e intercambiarlas por una vida universitaria mezclada con vida doméstica o, a veces, ni vida universitaria. Con el paso de los años, esos baby-boomers (porque no sé si en Latinoamérica podemos hablar de baby-boomers si no hubo guerra peleada) tuvieron hijos, sobrinos y demases que empezaron a aplazar muchas de esas cosas que se suponen que eran de los veintes: Hijos, familia, trabajo. Nuestros padres (no todos, hablo de clase media) nos han regalado una adolescencia extendida. Por eso, oír que alguien se casa y es menor de 27, algunos pensamos varias cosas: 1) Está preñada, 2) Se van al extranjero 3) Está preñada. Obviamente, nos inclinamos por la primera y la tercera. Casarse como deseo de vida para estar con el otro y compartir todo es una cosa impensable para nuestra extensa pubertad individualista. Lo admito, yo soy una de esas personas que se queda con mirada absurda cuando oigo a alguien de mi edad que dice voluntariamente "Me voy a casar" -tanto así que lo primero que pienso es "tremendo/a pendejo/a ¿Por qué no se espera?-. Se jodieron los finales de Disney o telenovela con matrimonio al final, somos la generación del desencanto.
     Tengo unos amigos, muy queridos, que se casaron hace poco. A decir verdad, es la primera celebración matrimonial no-familiar a la que asisto: De hecho, le tengo afecto ganado a esta gente y no un afecto obligatorio por compartir la piscina genética.  Ella tiene 22 (se lee veintidós) y él 26 (se lee veintiséis). Ambos estudiaron conmigo en la universidad. Son jóvenes, bastante jóvenes. ¿Tenían casa fija, trabajos estables para casarse? No realmente. La locura ante el ojo de cualquiera de nuestra generación incrédula. ¿Ella estaba embarazada? No, tampoco. Se casaron por amor. Amor sencillo, amor de ese que sólo basta y sobra, es bonito y no es edulcorado con químicos artificiales. Parejas como pocas que emanan, como diría el iluminado mexicano ebrio, FUÁ. El fuá en el amor es una cosa que está oculta y que algunos tienen la piel para poder sentirla -digo algunos, porque todos podemos tener fuá, pero somos demasiado tontos para darnos cuenta-. 
"¿Estás nervioso? ¿No sientes ganas de huir?" le decían a él. "No, si esto es lo que quiero" decía él. Tan determinado y feliz como no he visto a nadie. Él la completa y ella lo completa y eso es suficiente. Debajo de todos los clichés y chistes y cosas terribles del matrimonio, ellos estaban, literalmente, en el día más feliz de sus vidas y pude verlo. Varios días después, los visité. Cuidaban de los perritos bebés de la perra de ella (el animal, no es que ella sea una perra). Me contaron de los esfuerzos, de las cosas que estaban haciendo para reparar el cuarto donde viven, que si el aire acondicionado, que poco a poco y mientras vamos yendo vamos viendo. Esa pequeña familia era amor puro. "¿Qué tal la vida de casados?" les pregunté. Se miraron, sonrieron y me contaron que bastante similar a cuando eran novios (venían de una relación larguísima de 5 años). Lo que vi hizo que mis grandes ojos, heridos e incrédulos, volviera a creer en que sólo se necesita amor y que lo demás viene por su cuenta. Mis ojos escépticos, agotados e hinchados, se volvieron creyentes del All you need is love de The Beatles. Quizás, después de todo, sí es así. 



martes, 26 de julio de 2011

Cre-do

Mi credo no tiene santos

Ni Chaplins o salmos responsoriales.

Es más, no sé si es un credo

                        [los credos sólo son de los que creen en algo y yo, cariño, no creo en nada]

Pero doy prueba de fe

Ciega

del brillo de ojos más tibio de todos los brillos de ojos tibios que he visto

desde el miércoles a las once y media del ochenta y ocho

-una mañana que devoraba tejas-

hasta el roi soleil de hoy

-un día cualquiera del pato círculo y once-

perteneciente

al man escondido detrás de la caperuza metálica.



lunes, 25 de julio de 2011

...Es que tengo que matar a Bowser

      
       Esta es una de esas noches en que te insulto mientras leo algún libro olvidado de poesía y pienso que todo lo que pasa pasa por algo pero es que no me dijeron que esto iba a ser así, no, las cosas se suponen que no deben marchar así, y allí estaba yo de diecisiete años y vos de dieciocho rondando la feria de mi colegio de monjas y yo tenía un bolso de Jack y te gusté y tú no me gustabas porque las pelirrojas, oh las malditas pelirrojas y yo tan morena, yo tan enrulada, yo tan venezolanamente y jodidamente bajita, y me caías mal porque oías punk barato y yo me creía la gran cosa por oír punk clásico, y anarquía, señores, anarquía de la fugaz adolescencia. Me empaté, te empataste, te hiciste mi amigo, te desempataste, te fijaste en una arpía, una Naoko, porque a ustedes les encantan las Naokos mientras las Midoris nos quedamos esperando a que se les termine de pasar el comején con un plato de té caliente y me rompieron el corazón y te rompieron el corazón, pero mi corazón no tenía reparo y viniste, de terco viniste y saltaste, te me adelantaste y nos besamos y fuimos a tu casa y cantamos La Vie en Rose, y esa era nuestra canción, ¿te acordáis? La vida en rosa mientras soñábamos con Francia y yo linda y joven y vos guapo y joven, y nos escondíamos de todos, y nos amábamos al mediodía, ¿te acordáis? Me quedé dormida en tu pecho en el suelo caliente y sucio de la plazoleta y supe que estaba en casa mientras los gatos nos miraban. Es que no tenéis reparo, ni yo tengo reparo. Es que formamos grupos y los deshicimos, creamos estrellas y habitamos en ellas. Nos fuimos a dos mil seiscientos metros más cerca de ellas, porque sabías que me gustaban las estrellas, sabías que yo quería tocarlas y pasar frío mientras pensábamos en una sala con un colchón solitario y nuestro amor dando tumbos y vueltas y calentándose como el regazo de un pichón que cargáis con ambas manos. Vos sabéis que pienso mucho, yo sé que pensáis mucho, yo sé que esto es como cazar a Bowser y sí, menciono a Bowser porque es grandote y fuertote y hay que intentar matarlo muchas veces, pero es que tus paredes son altas y Naoko, siempre Naoko. Pero yo creo en que la vie será en rose y me atreveré y cuando ya no me tengas miedo te atreverás y game over no será tan over y vení a darte un beso, vení a darte el beso más largo como este párrafo que escribí sin respirar porque no puedo respirar mientras siga aquí sin puntos, sin comas, sin vos.





miércoles, 29 de junio de 2011

Pajarera II

Tu caja guarda cuarenta mil pájaros
Soy uno entre tantos
alados, tontuelos, extraños 
pájaros.
Uno compartiendo piso y ramas.

Cada pájaro tiene su memoria nublada.

Los otros miles guardan tus holas,
yo deposito sólo tus adioses.
Esta caja es un agujero negro
Es un pasaporte al vacío
Es nada.
Este pájaro planea en nada. 

lunes, 23 de mayo de 2011

Del voseo y la identidad.

Adorable Puente.*


    Un día indefinido, de algún año –ya no recuerdo qué hacia dónde iba o por qué-, me monté en un taxi; el taxista me hablaba sobre cualquier cosa y yo le respondí. Me preguntó: ¿Tú eres de Maracaibo? Le respondí con un sí de lo más evidente, como si fuese la cosa más natural del mundo para mí (y lo es, puesto a que soy más maracucha que una mandoca). “Es que suenas argentina” me dijo. Me extrañó bastante.

   A pesar de que no tengo muchas de las cosas consideradas típicas de una persona habitante de la Tierra del Sol Amada –no me gustan las corridas, no voy a La Ternera, el béisbol me tiene sin cuidado, no canto gaita y el vallenato, himno adoptivo de las hermanas tierras colombianas, me parece detestable-, me considero bastante maracucha: Nací y crecí a dos pasos del centro de Maracaibo, he ido a las procesiones, a la Basílica, he comido perrilla en la Feria, me monto en carrito de Bella Vista todos los días; pero lo más significativo de todo es que voseo mucho. Que jode. En exceso. ¿No véis?  

    El voseo, para los no familiarizados con el término, es hablar de “vos” en vez de “tú” y usar los verbos en la segunda persona del plural pero para referirse a la segunda persona del singular. Por ejemplo, en Maracaibo no se dice “¿Tú cómo estás?”, sino “¿Vos cómo estáis?”. Ahora que estamos claros con esa reglita, continuaré hablando.

   El voseo, que es el aspecto más característico del habla de estos lados, es una cosa prácticamente inimitable por el foráneo. El voseo es el espejo de las olas del lago, esas ondas de diptongos y triptongos que vienen y van y hacen música, acordes difíciles de seguir pero que se disfrutan entre sonrisas. El voseo es decadente, temido y reprimido por las maestras acartonadas de nuestras escuelas primarias, castigando a cada niño que canta un “sabéis” en el aula y obligándolo a usar un rígido “sabes” que se nota, se oye, se siente que no es natural. Esa rigidez absurda pasa a los medios, y termina ridiculizada en los teatros, haciendo que cada obra sea “maracuchizada” para causar gracia y explotar el voseo reprimido por tantos años por tantas entidades distintas. La gente se ríe porque se identifica y porque es prohibido. El voseo es un tabú que se goza como un cigarro que el mundo te dice que está mal, pero te lo fumas de todas formas. Si en el Zulia te aman de verdad, te amarán de vos y vos amaréis así, diptongado y chiquitico, con un “mi amor sabéis que te adoro”.

    Del voseo no sólo está hecho el zuliano, sino que también las palabras comunes al resto del territorio nacional son virtualmente desconocidas en este lado del puente. Una vez, hablando con un buen amigo, le mencioné “chinazo” y no me entendió. Yo conocía esta palabra porque hay cosas del lenguaje de las redes sociales que se pegan, sobre todo si el 40% de la gente que sigues e interactúas en Twitter es de Caracas o Valencia, pero me pareció extrañísimo que mi amigo no la comprendiera. Allí lo agarré: Es que aquí no se habla de chinazo. Aquí no se habla de coleto, ni de “ir pendiente”, ni de pelado niño, ni de salado de mala suerte. Aquí se dice doble sentido, lampazo, de pelabola por ocioso, de salado por mal gusto. El hecho de haber estado aislados tanto tiempo del resto del país –el puente apenas vino a ser construido en los años 60- hizo que aún hoy, en pleno siglo XXI, todavía haya choques de léxico entre un venezolano y un zuliano. El habla es nuestra verdadera cédula de identidad.

   Sí, hice separación de gentilicio, ¿me váis a fregar por eso?



*La foto fue tomada por Bernardo Pinedo. Aquí su Flickr http://www.flickr.com/photos/bp018/

domingo, 8 de mayo de 2011

Apamates

Veo las flores
que nacen de los
apamates.
Danzan en el aire
como pequeños cometas
y caen al suelo
resignadas.

El suelo es una cama rosada.

Los apamates son estatuas;
se quedan mirándome mientras los miro:
En cada hoja
en cada zurco
está la marca del solsticio;
Allí, tus manos.
Allí, en el mecer de las ramas
los susurros.

La primavera tiene ojos viejos
y se ríe.

En el solsticio
píntame un beso
debajo de un apamate.




sábado, 2 de abril de 2011

La ventana abierta: Sobre literatura rusa y otras cosas.


Cuando pensé en escribir estos esbozos de líneas, lo primero que se me vino a la mente fue una ventana. Las ventanas son como pequeñas pinturas enmarcadas, que cambian con el humor del día. Una ventana abierta es el mundo, es el sol, son los trazos que dibuja la vida. ¿Por qué una ventana abierta? La literatura rusa es precisamente eso, una ventana abierta. Verá, al ser esta el último texto que escribo en mis años universitarios y que sea justamente de literatura rusa me puso a pensar en todas las posibilidades del mundo. Sí, de allá, de afuera. Los rusos, en su momento, también pensaban en París, pensaban en la Europa no septentrional, donde la estepa era más amable, el clima más agradable, el pasto más verde. De una vez, he de confesar aquí que he de descansar de los análisis cesudos. De ahora en adelante hablaré a partir de mi sola experiencia lectora, sin citas bibliográficas, sin terceros interrumpiéndome esta conversa literaria. Porque las citas muchas veces son eso: Un coitus interruptus de ideas. Una tocada de puerta mientras se le hace el amor a un libro. ¿Vale? Prosigamos.
Mi primer contacto real con la literatura rusa fue con Ana Karenina, en una edición empolvada y, presumo, de los años 60. Me la encontré en la biblioteca del colegio, a donde usualmente me escapaba y, otras veces, en un acto de justicia bibliófila, me robaba libros –sabiendo que éstos sólo iban a agarrar polvo estando en esos estantes-. Recuerdo abrir la primera página, allí estaba, Lev Tolstoi susurrándome al oído cuando debía estar viendo clases de Matemática. Seduciéndome con Ana y sus escapismos, su vida cotidiana. Una vez tomé el libro me quedé prendada por dos horas, falté a clases y al regreso a casa, le rogué a mi padre que me trajera a Ana, para seguir metiéndome en su vida privada, para sentirme rusa y hablar francés como la clase alta de San Petersburgo.
Otro de mis grandes amores rusos fue el poeta Sergéi Esenin, cuya historia de suicidio y el último poema que escribió aún los conservo grabados en mi memoria, tanto así, que es el único poema que me sé:
Hasta luego querida, hasta luego.
Dulce mía, te llevo en el pecho.
Esta despedida inaplazable
nos promete un encuentro en el futuro.
Hasta luego, querida, sin manos, sin palabras,
no te aflijas, no entristezcas las cejas.
En esta vida no es nuevo morir
pero vivir tampoco es más nuevo.
Este poema, cuenta la leyenda urbana, fue escrito con la propia sangre de Esenin antes de colgarse. Quitándole el morbo suicida, los poemas de Esenin, el último poeta del campo, son piezas delicadas como bailarinas hechas de cristal. Cada palabra se quedó en mí como una joya incrustada.
Posteriormente, ya estando más grande, recién entrada a la universidad, me encontré con Chéjov. Me lo presentaron en forma de cuentos breves, de manera muy Sherezadosa, a cuenta gotas primero, ya luego si fueron más grandes los sorbos. Eran goterones deliciosos llenos de ironía, picardía y un cierto dejo de patetismo que reflejaban una realidad no muy lejana a la nuestra; la estepa no estaba tan distante del llano. Empecé a leer a Chéjov en todos lados, en todo momento y cada vez que leía a Chéjov no era necesariamente leerlo a él. Sí, lo leía a él en otros escritores, en otros cuentos, en otros personajes. Lo leí en José Ignacio Cabrujas, lo leí en Carver y sus rosas amarillas, lo leí en Murakami, lo leí en Ribeyro, lo leí en Marías, lo leí en Nabokov, en Capote, en Bolaño, en Woolf, en Peri Rossi. Lo leía en todos lados: sus comas, sus puntos, sus situaciones. Podría no estar en Yalta, sino en Lima y se sentía como el verano Crimeo.
Este año tuve la oportunidad de asistir a un breve seminario sobre Chéjov, en la Universidad Nacional de Colombia. Lo dictaba una profesora rusa de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos. Olga, se llamaba. Tenía el nombre más ruso que podían darle a alguien. Hablaba el español con un acento dulce que parecía que fuese francesa con un ligero acento, así, con ese cantar de pájaros, habló sobre Chéjov. Sobre Chéjov en Yalta, sobre la Dama del perrito, sobre cómo en La muerte de un funcionario se perdía todo el matiz cómico del cuento por una simple mala traducción del nombre Tcherviakof, el cual, aparentemente en ruso, significa “Gusano”. Una vez mencionó eso, me puse a pensar en el problema de la traducción: ¿Será que Chéjov, Gogol o Turguéniev han perdido parte de su sentido por malas o incompletas traducciones? Por ejemplo, tomando el mismo cuento La muerte de un funcionario, las últimas líneas del relato dicen así: “Entrando, pasó maquinalmente a su cuarto, acostóse en el sofá, sin quitarse el uniforme, y... murió”. Esa última palabra, ese “y murió”, está mal traducido. La palabra usada, no recuerdo exactamente cuál era, se traduce como “y…estiró la pata”. Sólo una palabra cambia por completo el sentido del final. El “y…murió” tiene un aire de solemnidad, en cambio “y…estiró la pata” mantiene el hilo cómico del relato. ¿Cuántos detalles así se nos pasarán por no conocer ruso?
Mi encuentro con Gogol, ese sí fue reciente. Lo conocí por su obra La nariz, durante una clase de literatura rusa. La obra literaria de Gogol muestra el debate entre las tendencias prooccidental y eslavófila en la cultura rusa. Los reformistas liberales rusos interpretaron en un principio las historias de Gogol como sátiras de los aspectos negativos de la sociedad rusa. Sin embargo, al final de su vida, estos mismos reformistas lo veían como una figura reaccionaria y patética, perdida en el fanatismo religioso.
Aunque está fuera de toda duda que en Almas Muertas se refleja un ansia de reformar Rusia, no queda claro si las reformas sugeridas habrían de ser de tipo político o moral. La primera parte del libro muestra los errores cometidos por el protagonista, mientras que en la segunda, más confusa, se muestran las enmiendas a esos errores.
         El deseo de Gogol de una reforma moral de Rusia se hizo al final de su vida mucho más radical y conservador, como se ve en el fanatismo que impregna en algunas de sus cartas publicadas. Esta radicalización de su pensamiento lo llevó a la decisión de quemar el borrador de la segunda parte de Almas Muertas, a la vez que su salud empeoraba rápidamente. Gogol sigue la tradición literaria de E.T.A. Hoffmann, con un uso frecuente de lo fantástico. Además, las obras de Gogol muestran un excelente sentido del humor. Esta mezcla de humor con realismo social, elementos fantásticos, y formas de prosa no convencionales son la clave de su popularidad. Gogol escribió en una época de censura política. Su uso de elementos fantásticos es, como en las fábulas de Esopo, una manera de burlar al censor. Algunos de los mejores escritores soviéticos también recurrieron a la fantasía por razones similares.
Turgueniev y yo tenemos una historia desafortunada: Nuestro primer encuentro fue cuando yo tenía unos quince años. Mi papá me llegó con un librito pequeño, con unas ilustraciones terribles. Era Aguas Primaverales. Leí las primeras dos páginas y lo aborrecí –Turgueniev no es para leerlo a los quince-. Esta ocasión, le di una segunda oportunidad: Empecé a leer Diarios de un cazador y Primer amor. En comparación con la obra de Gogol o de Chéjov, que contienen alto sentido social, sin dejar de perder lo literario, la obra de Turgueniev, al menos en el caso de Diarios de un cazador, me hizo retornar a esos quince años, a ese rechazo natural hacia ciertas formas de literatura: El Turgueniev de Diarios de un cazador me pareció tan aburrido e hiperrealista como el Turgueniev que había conocido hace siete u ocho años. Sin embargo, esta noción cambió al leer Primer amor, cuando me enamoré junto a Vladimir Petrovich de la nueva vecina que se había mudado al lado de su finca.
La literatura rusa, en general, tiene una importantísima carga de conciencia social, crítica política, y, en la época de finales de siglo XIX, principios del siglo XX, se encontraba en la búsqueda de su propio lenguaje, que no fuesen versiones eslavas de Flaubert o Hoffmann, de los romanticistas y naturalistas alemanes y franceses. A partir de ese momento, la literatura rusa abre su ventana y se da cuenta de que se encontraba construyendo su propio camino, una literatura propiamente rusa. Obras clave como La guerra y la paz o La gaviota son indiscutiblemente rusas y, al mismo tiempo, su universalidad sale como grito que se escucha en una pradera despejada.
La ventana está allí, abierta, para que el mundo siga escuchando la melodía que sale de la ventana. Para que que esté adentro siga viendo el humor cambiante de la tierra. Pero hay que seguir en eso, seguir como los rusos, mirar fuera de la ventana. Dejar que el mundo escuche nuestra canción. Con esto, lo que queda es un hasta luego, querida, hasta luego. *


Esto fue un comentario escrito para la última materia que vi en la universidad, llamada "Literatura Rusa". Decidí ponerlo porque tiene más un tono de ensayo libre que cosa rígida académica.

jueves, 31 de marzo de 2011

Richter

Estragos
de
cinco
seis y mirada
siete y dedos
ocho
va por nueve
nueve y contando
nueve e inmóvil
nueve y rayuela
nueve y firme
nueve y beso
nueve y abismo
diez.
Al grado diez
sólo
escombros
y
las réplicas
en loop
en loop
en loop.

domingo, 27 de marzo de 2011

Micro-algo.

Un escritor acaba de pasar por mi ventana. Definitivamente, tengo que cambiar mi repelente de intensidades.

Receta de poema.

Resulta
que yo no sé escribir poemas.
Escribo, por ejemplo,
este pedacito de texto.
Lo corto.
Lo amaso.
Dejo que se fermente por un rato,
que le caigan cenizas de marzo.
Cuando está listo
lo guardo.
Otras veces,
como este otro texto,
dejo que salga como caballo.
"Se está quemando" dicen.
No sé si se quema
pero de allí
nace otro poema:
Este.

jueves, 24 de marzo de 2011

Paredes.

En tus ojos
los muros
derribados.

Repetición.

Tu espalda
Tu espalda
Tu espalda
Tu espalda
es que dicen
Tu espalda
Tu espalda
que repetir algo muchas veces
Tu espalda
Tu espalda
Tu espalda
hace
Tu espalda
que aparezca
Tu espalda.

lunes, 7 de marzo de 2011

Penélope

(2008)


Los ríos con sus bifurcaciones
regalan trozos de nube añeja
a los seres aéreos que ahorita,
sólo ahorita,
se encuentran entre otras plumas
en otros parajes que convierten en jungla
la vastedad negra y vacía de la noche
 pintadita de luciérnagas blancas;
esperando,
sí,
ellas,
las incandescentes figuras,
 pendiendo en un hilo de lana bermeja,
la llegada de un viento polvoriento
vestido con  jirones telares carcomidos por los pájaros.
En ese momento,
la V de viejo tomará un barco a Ítaca,
pedirá prestada una delta,
y convergirá
en amores aéreos.
Hasta entonces, amor, hasta entonces,
entretendré mis dedos con agujas
tejiendo los luceros guindados. 

Cinco de copas

(2008)


Mi hija se mató en el mar
Porque no sabía quién iba a ser cocinado en la cacerola
¿Quién irá a parar allá?
Quizás la máquina de ventas
                                                [Vendo amor por un billete]
Esperaba que de ella brotaran azucenas
                                      [Esas sólo crecen en abril, el mes más cruel]
las guardaría dentro de su sostén, para perfumar su blusa de nubes.
¡Qué tonta es la hija!
La que creía que con flores muertas podía cerrar esferas de plástico.
Quizás no le di esa dosis de abrazos que recomiendan
-Ocho diarios, si mal no recuerdo-
Los zamuros blancos no lo saben,
pero esas dosis
son exactas,
calculables,
sólo para una máquina de ventas
que pretende donar flores al cielo.

Es muss sein

(2008).


Tiene que ser, tiene que ser
El claro de la noche en un sombrero de hongo
Tiene que ser, tiene que ser
Rubíes y ojos pardos, la mirada seca
Desgarradora
Tiene que ser
La vida misma que se escurre en la pañoleta
Tiene que ser
El canto del agua que se oye lejos,
 los peces sin hogar se arriman.
¿Puede ser? ¡Tiene que ser!
La furia dialoga como pájaro,
Trémula voz olvidada en el galope del caballo.
Tiene que ser
Sí, tiene que ser.
Lo es.

Pajarera (Un mal tributo a Neruda).

(2009)


En el río me esperas
madera rota,
cuervo desaforado,
diablo de hemisferios,
muéstrame el vacío al que me estoy lanzando
¿allá a lo lejos hay una luz?
no la distingo bien, no la distingo.

El viento construye la casa del aire
Allí, habita la levedad,
las plumas y los rulos se confunden.
las nubes
las nubes
nubes de testimonio de fénix,
las esponjas de los caballos encadenados.

Furia del cuervo taciturno,
Todo en ti fue naufragio,
Todo en ti fue un augurio,
Todo en ti fue sueño en vigilia,
Una noche de ramas secas mirando a la perla que se mira al espejo.


S/T

(2007)


Regálame un saco de arena, por favor,
Ponlo frente a mí
y verás como en un instante
el dolor del mundo desaparece.

Te deshago en sombras

(Poema de 2008).


Te deshago en sombras
Tantas veces.
En esa multiplicidad
se me ahogan los ojos
mientras caes con ella
entre espirales.
Te deshago en sombras y no eres mío
pero lo eres con tus cantos de negro
lo eres en la etereidad de las cosas.
En la mañana observo
que, después de todo,
quien se dehizo en sombras
fui
yo.
Finito.

Adiós a las armas

(Otro poema viejo, 2009 quizás).



“¡Adiós a las armas!”,
he dicho, o no, dijo Hemingway,
qué sé yo,
dije adiós
adiós a las corbatas
adiós a las oficinas
adiós al crecimiento
adiós a la tierra
adiós al verdor de las cuentas que caen al piso,como estrellas.
adiós dije,
adiós dos veces, he dicho.
En las despedidas solemnes
Nunca
Nunca
hay que olvidar a los grandes:
A los pedazos de cartón que deshicieron las migajas del universo,
a las antorchas derritientes,
a los conejos,
a los gatos que se creen gente
o a la gente que se cree gato.
¡Adiós al árbol!
Hay que recordar a los pequeños que murieron en el campo:
A la noche de Nut, convertida en noche de frontera,
el final entre un cuerpo y el principio del otro.
Sencillamente
en tus brazos
te digo
Adiós.

Sólo te puedo regalar flores

(Esto es un poema viejo, del 2008).




Los círculos de fuego se están cerrando.
La danza rota al filo del espejo,
las luciérnagas que chillan cristales en el centro de mis ojos.
Una mariposa me saldrá por la garganta,
se irá con el llanto de la llorona;
seré de nuevo
la muchacha de los jacintos.

En el acantilado
 no queda nada más
que un bombín solitario dando vueltas
sobre cadáveres de sombra.

Fantasma

(2010)


Me volveré un fantasma
entre las hojas filosas
de la grama.

Desapareceré
con las luces vacías
de la noche

en silencio
y con la boca
entumecida.

2.0

Nace.
Apúrate,
sal de ahí.
Crece,
Ten buenas calificaciones,
Gradúate,
Gradúate otra vez,
Flojo,
MBA,
PhD,
ABCD.
Ten un trabajo,
Ten otro trabajo,
Compra un carro,
Casa,
Perro,
Gato,
Iguana,
Hámster.
Ten novio.
Ten novia.
Ten ambos a la vez.
Ensériate, que estás viejo.
Cásate.
Disfruta tu matrimonio,
pero te pones viejo.
Ten un hijo.
Ten otro.
Ten un niño y una niña.
Atiéndelos.
No seas encimero.
Mételos en Karate,
Ballet,
Pintura,
Música,
Yoga,
Tai Chi,
Cocina,
Inglés,
Francés,
Italiano.
Todo al mismo tiempo y ahora.
Los llevarás a todos lados
(nadie puede descuidar a sus hijos).
Apúrate, que el tic ya alcanza al tac
y tú sigues como piedra.
Ten un carro.
Ten dos.
Una casa en la ciudad,
Una en el campo,
Una en la playa,
Una en el extranjero.
Viaja.
(pero no descuides tu casa)
Trabaja, ¡chico!
(pero relájate)
Te dije que trabajaras
(tómate un tiempo)
Ten cuatro carros
(pero toma un paseo a pie).
Come sano.
Sé vegetariano.
Sé ambientalista.
Sé activo.
(pero relájate)
Sé políglota
Gana millones
Cómprate un télefono
(comunicación, comunicación, comunicación)
Cámbialo, no sirve.
Toma un tiempo para ti
(no descuides tu pareja)
Dedícate a tu pareja
(o sino te ponen cuerno y eres mujer perdida)
Cuídate.
Exfóliate.
Arréglate.
Alisate.
Píntate.
Ejercítate.
Quítate.
Ponte.
Sácate.
Métete.
¡Arréglate! ¡Que no es domingo!
(Toma un tiempo para ti entre las espumas del tiempo)
Paga.
Cobra.
Date a conocer.
Cuídate del medio.
Cuida a tu medio.
Ten un perfil.
Muéstrate.
Sé creativo.
Sé inteligente.
Lee
(pero no descuides la vida)
Trabaja
(pero no descuides la vida)
Tira
(pero no descuides la vida)

Habla,
Pero no hay tiempo.
Habla.
Sí,
en caracteres,
porque ya no hay palabras;
y las palabras
porque se digieren lento, no sirven.
Las palabras no son macrobióticas
en el mundo
2.0

Retomando.

Pues, este blog, mi viejo amante. No, no puedo abandonarlo. Tiene cada una de mis costras y es ridículo pensar que las costras se irán solas. Retomo el blog a pesar de que dije que no lo iba a tocar más. Lo retomo porque ya descansé del veneno institucional, ya me saqué las astillas y sigo aquí, con el gusanito tratando de salir, tratando de encontrar un sitio y qué mejor lugar que el origen, las raíces.

Abierto de nuevo, bienvenido.