lunes, 7 de marzo de 2011

Cinco de copas

(2008)


Mi hija se mató en el mar
Porque no sabía quién iba a ser cocinado en la cacerola
¿Quién irá a parar allá?
Quizás la máquina de ventas
                                                [Vendo amor por un billete]
Esperaba que de ella brotaran azucenas
                                      [Esas sólo crecen en abril, el mes más cruel]
las guardaría dentro de su sostén, para perfumar su blusa de nubes.
¡Qué tonta es la hija!
La que creía que con flores muertas podía cerrar esferas de plástico.
Quizás no le di esa dosis de abrazos que recomiendan
-Ocho diarios, si mal no recuerdo-
Los zamuros blancos no lo saben,
pero esas dosis
son exactas,
calculables,
sólo para una máquina de ventas
que pretende donar flores al cielo.

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