lunes, 25 de julio de 2011

...Es que tengo que matar a Bowser

      
       Esta es una de esas noches en que te insulto mientras leo algún libro olvidado de poesía y pienso que todo lo que pasa pasa por algo pero es que no me dijeron que esto iba a ser así, no, las cosas se suponen que no deben marchar así, y allí estaba yo de diecisiete años y vos de dieciocho rondando la feria de mi colegio de monjas y yo tenía un bolso de Jack y te gusté y tú no me gustabas porque las pelirrojas, oh las malditas pelirrojas y yo tan morena, yo tan enrulada, yo tan venezolanamente y jodidamente bajita, y me caías mal porque oías punk barato y yo me creía la gran cosa por oír punk clásico, y anarquía, señores, anarquía de la fugaz adolescencia. Me empaté, te empataste, te hiciste mi amigo, te desempataste, te fijaste en una arpía, una Naoko, porque a ustedes les encantan las Naokos mientras las Midoris nos quedamos esperando a que se les termine de pasar el comején con un plato de té caliente y me rompieron el corazón y te rompieron el corazón, pero mi corazón no tenía reparo y viniste, de terco viniste y saltaste, te me adelantaste y nos besamos y fuimos a tu casa y cantamos La Vie en Rose, y esa era nuestra canción, ¿te acordáis? La vida en rosa mientras soñábamos con Francia y yo linda y joven y vos guapo y joven, y nos escondíamos de todos, y nos amábamos al mediodía, ¿te acordáis? Me quedé dormida en tu pecho en el suelo caliente y sucio de la plazoleta y supe que estaba en casa mientras los gatos nos miraban. Es que no tenéis reparo, ni yo tengo reparo. Es que formamos grupos y los deshicimos, creamos estrellas y habitamos en ellas. Nos fuimos a dos mil seiscientos metros más cerca de ellas, porque sabías que me gustaban las estrellas, sabías que yo quería tocarlas y pasar frío mientras pensábamos en una sala con un colchón solitario y nuestro amor dando tumbos y vueltas y calentándose como el regazo de un pichón que cargáis con ambas manos. Vos sabéis que pienso mucho, yo sé que pensáis mucho, yo sé que esto es como cazar a Bowser y sí, menciono a Bowser porque es grandote y fuertote y hay que intentar matarlo muchas veces, pero es que tus paredes son altas y Naoko, siempre Naoko. Pero yo creo en que la vie será en rose y me atreveré y cuando ya no me tengas miedo te atreverás y game over no será tan over y vení a darte un beso, vení a darte el beso más largo como este párrafo que escribí sin respirar porque no puedo respirar mientras siga aquí sin puntos, sin comas, sin vos.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bowser es el clásico y no se mata dándole directamente. Se mata saltándolo, y rompiéndole el suelo para que caiga el la lava del olvido.

Honguitos pa vos.

Exodus dijo...

Se siente la velocidad de la escritura, la incansable pasión que busca plasmar rápidamente esa energía literaria. Se disfruta... :-)