martes, 26 de julio de 2011

Cre-do

Mi credo no tiene santos

Ni Chaplins o salmos responsoriales.

Es más, no sé si es un credo

                        [los credos sólo son de los que creen en algo y yo, cariño, no creo en nada]

Pero doy prueba de fe

Ciega

del brillo de ojos más tibio de todos los brillos de ojos tibios que he visto

desde el miércoles a las once y media del ochenta y ocho

-una mañana que devoraba tejas-

hasta el roi soleil de hoy

-un día cualquiera del pato círculo y once-

perteneciente

al man escondido detrás de la caperuza metálica.



lunes, 25 de julio de 2011

...Es que tengo que matar a Bowser

      
       Esta es una de esas noches en que te insulto mientras leo algún libro olvidado de poesía y pienso que todo lo que pasa pasa por algo pero es que no me dijeron que esto iba a ser así, no, las cosas se suponen que no deben marchar así, y allí estaba yo de diecisiete años y vos de dieciocho rondando la feria de mi colegio de monjas y yo tenía un bolso de Jack y te gusté y tú no me gustabas porque las pelirrojas, oh las malditas pelirrojas y yo tan morena, yo tan enrulada, yo tan venezolanamente y jodidamente bajita, y me caías mal porque oías punk barato y yo me creía la gran cosa por oír punk clásico, y anarquía, señores, anarquía de la fugaz adolescencia. Me empaté, te empataste, te hiciste mi amigo, te desempataste, te fijaste en una arpía, una Naoko, porque a ustedes les encantan las Naokos mientras las Midoris nos quedamos esperando a que se les termine de pasar el comején con un plato de té caliente y me rompieron el corazón y te rompieron el corazón, pero mi corazón no tenía reparo y viniste, de terco viniste y saltaste, te me adelantaste y nos besamos y fuimos a tu casa y cantamos La Vie en Rose, y esa era nuestra canción, ¿te acordáis? La vida en rosa mientras soñábamos con Francia y yo linda y joven y vos guapo y joven, y nos escondíamos de todos, y nos amábamos al mediodía, ¿te acordáis? Me quedé dormida en tu pecho en el suelo caliente y sucio de la plazoleta y supe que estaba en casa mientras los gatos nos miraban. Es que no tenéis reparo, ni yo tengo reparo. Es que formamos grupos y los deshicimos, creamos estrellas y habitamos en ellas. Nos fuimos a dos mil seiscientos metros más cerca de ellas, porque sabías que me gustaban las estrellas, sabías que yo quería tocarlas y pasar frío mientras pensábamos en una sala con un colchón solitario y nuestro amor dando tumbos y vueltas y calentándose como el regazo de un pichón que cargáis con ambas manos. Vos sabéis que pienso mucho, yo sé que pensáis mucho, yo sé que esto es como cazar a Bowser y sí, menciono a Bowser porque es grandote y fuertote y hay que intentar matarlo muchas veces, pero es que tus paredes son altas y Naoko, siempre Naoko. Pero yo creo en que la vie será en rose y me atreveré y cuando ya no me tengas miedo te atreverás y game over no será tan over y vení a darte un beso, vení a darte el beso más largo como este párrafo que escribí sin respirar porque no puedo respirar mientras siga aquí sin puntos, sin comas, sin vos.